Un hecho que nadie puede discutir es que la panameña disfruta a la hora de vestirse con una pollera.
En nuestra campiña, mujeres con gusto y gracia confeccionan esta prenda de vestir que ha sido laureda en todas las latitudes del mundo, hasta el punto de ganar muchos premios en concursos de vestidos folclóricos.
Una de las artesanas que ha ofrendando sus pestañas y manos a crear polleras es la señora Brunilda Hernández de Medina, fiel y comprometida mujer que no ha dejado que se pierda esta costumbre y que busca, con sus diseños, que se preserve.
Brunilda es original de Las Lajas, en el distrito de Las Tablas. Aprendió en buena escuela. Su maestra fue la señora Flor Córdoba, una de las mejores diseñadoras de polleras de todos los tiempos.
Hace, entre otras cosas, polleras de gala en talco, en sombra y caladas, polleras montunas, chambras y basquiñas, quedando siempre todas sus clientas satisfechas.
En la hoja de vida de doña Brunilda aparecen además otras habilidades. Esta diestra dama realiza cualquier cantidad de tejidos en gancho, crea manteles, pañuelos, sabanillas y camisitas con motivos típicos para bebés.
Como una fiel devota de su trabajo, le dedica todo su tiempo a la costura, ya que para ella lo más importante es que la mujer que porte alguna de sus polleras se sienta orgullosa y la luzca con todo el donaire que esta prenda se merece, sobre todo el domingo y martes de Carnaval, días en los que en medio de fuegos artificiales las mujeres se convierten en las emperatrices de la belleza.
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