Con toda la dedicación del mundo, Rosa Santos le da agua en cuchara a su pequeña hija Dayra Yaneth, de 17 años, que padece de parálisis.

Aunque alejada del mundo que rodea a un adolescente, Dayra sabe todo lo que pasa a su alrededor y ha desarrollado, por medio de sonidos, la habilidad de comunicarse con su madre y padrastro, Ezequiel.

Una casa forrada de una carcomida madera los alberga hace seis años, en el sector de Don Bosco, Samaria, en San Miguelito. Pero lo triste es que no es de ellos, sino de un sobrino de Rosa, a quien se la cuidan.

"No tengo adónde ir, necesito un lote para hacer una casa; después de eso, no importa más", destacó con serenidad esta dedicada madre.

Como Dayra está todo el día acostada, porque la deformación de su columna no le permite estar en una silla de ruedas, requiere de una cama especial, más pañales desechables y la comida para una niña de su condición.

"Es muy duro tener un hijo impedido. Cuando ella está cansada de estar allí, tengo que dejar todo para atender a mi bebé", afirmó. "Pero tengo paciencia y seguiré hasta que Dios me diga", acotó.

Por lo caluroso del lugar, se la pasan en la parte trasera de la casa, pero siempre juntas.

ATENCION
La última vez que visitó al médico, fue hace 4 meses por medio de la Junta Comunal de Belisario Porras.