"Es preciso cubrir con un velo". Jerónimo De la Ossa
"¡La patria es el recuerdo!" Ricardo Miró
En nombre de la cultura leemos libros, vamos a galerías o tocamos el piano. También comemos tortillas, usamos el machete o bailamos en las fiestas. Por ella conocemos la religión, la ciencia y el arte. Es un fenómeno colectivo, se vive en comunidades y ellas, las comunidades, gracias a la cultura, poco a poco se diferencian unas de otras hasta convertirse en naciones con identidades propias.
Sin embargo, la cultura que al final rige una sociedad no necesariamente es producto de la democracia; es más, la mayoría de las veces las minorías imponen su cultura a las mayorías. Pero el hecho de que una cultura dominante se imponga no significa la total anulación de las dominadas.
Por la general, toda sociedad es un amasijo de culturas. En la práctica, la coexistencia cultural existe ya sea entre pétalos de flores o a punta de garrote. En nuestro país hay dos conceptos de patria que llevan muchas décadas coexistiendo: el olvido o la memoria. El debate aún no concluido.
Por un lado, las ansias de empezar de nuevo y dejar atrás el luto; por el otro, el mandato de no olvidar...ni siquiera el dolor. Pero, ¿cuántas veces se puede olvidar la misma afrenta? No se puede vivir de odios y rencores, pero olvidar tiene graves consecuencias: ¡Repetir la historia!
Creo que dichas consecuencias son las que dan tanta fuerza y arraigo a los versos de la memoria del poeta Ricardo Miró. Dicho poema es el paradigma que ha marcado el sendero por el cual han transitado todos los poetas interesados en dar una definición de la palabra patria. Ahora Rubén Blades lo ha vuelto a hacer. Es necesario recordar incluso, el dolor. Si no conocemos el sufrimiento, ¿Cómo reconoceremos la alegría? ¿Quién olvida el fracaso puede encontrar el triunfo?
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