Joel Díaz es un joven kuna de 24 años, que se enfrenta a la vida con determinación y coraje. Cada día, decide vivir sin sentir autocompasión por la condición de discapacidad que presenta, como resultado de una Elefantiasis (Filariasis Linfática), que le ha marcado el resto de su vida.
Conocí a Joel por esas circunstancias y situaciones que nos presenta el Dios de la vida, recorriendo aquella mañana del mes de julio, las veredas de tierras que de una manera intrincada se unen al caserío de ranchos -confeccionados con pencas de palmas- que conforman en su conjunto natural la exótica y tropical isla de Aligandí, en Kuna Yala.
Dos mujeres, sentadas en el patio de su casa, que cosían sus tradicionales molas, al avistarme desde lejos aquella mañana me llamaron y me invitaron a pasar a una choza, ubicada colateral a la de ellas, para presentarme a un joven que yo debía conocer.
AYUDA
Al entrar a la casa, Joel me recibió con una sonrisa, ya que yacía acostado en su cama. La habitación lucía oscura, por lo tupido de las pencas que recubrían las paredes de su hogar. Tenuemente musito entre sus labios -afectado aún por el sueño-en dialecto kuna dijo: "pasa, que eres bienvenido".
Le pregunté si podía servirle en algo. Sus tías, que fungían como intérpretes, me dijeron: "Sí, Joel quiere que tú lo ayudes publicando su historia".
Joel sufre desde muy pequeño de esta rara enfermedad: Elefantiasis (Filariasis Linfática), que según la Organización Mundial de la Salud (OMS) afecta a cerca de 80 millones de personas, 30 de ellos niños, en 37 países donde la enfermedad es endémica.
ORIGEN DE LA ENFERMEDAD
La Elefantiasis es originada por un parásito conocido como Filaria, que vive casi exclusivamente en los humanos. Este parásito es adquirido por la picadura de un mosquito, que inocula las larvas. Éstas maduran hasta convertirse en adultos. El proceso puede durar desde meses hasta años. La Filariasis afecta, fundamentalmente, al sistema linfático y puede sobrevivir hasta 10 años.
La Elefantiasis es uno de los padecimientos parasitarios más antiguos y debilitantes en la raza humana. Ocasiona un aumento del tamaño de los brazos, las piernas y los órganos genitales, al punto de desfigurarlos. La región afectada se muestra tumefacta, distendida, piel recubierta con verrugas, muy endurecida que recuerda a la de los paquidermos. De ahí, la derivación de su nombre.
LUCHA POR SOBREVIVIR
Joel es un chico alegre, jovial y trabajador. Para él, no hay limitaciones cuando se trata de conseguir su sustento diario. Desde siempre este joven esforzado sale a pescar en las playas de Aligandí, remando con sus dos manos un canalete que según su tía Celma: "le presta cualquier residente de la comunidad". Un promedio de 30 libras de pescado pargo rojo, logra reunir al final de cada jornada, que vende y utiliza para su sustento y en otrora el de su mamá y amiga Evidelia López, quien falleció de un cáncer de páncreas el pasado lunes 26 de junio de 2006, quedando éste al cuidado de su papá y abuelos. Tras esta experiencia de dolor, Joel vuelve a hacerse a la mar con sus cuerdas y anzuelos en busca de nuevos pargos rojos, esta vez tan sólo para él.
NECESIDADES
Son pocas las cosas que pide Joel, nos comentó su tía Celma López, quien reside en el Corregimiento de Arraiján. Ésta sostiene que llegó a la isla de Aligandí, para estar cerca de su hermana, tras diagnosticársele el cáncer de páncreas.
En cuanto a sus necesidades más inmediatas, él requiere de una cama, una silla y un radio para escuchar música.
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