Un célebre periodista consiguió una entrevista con Dios Padre. Durante la conversación, el periodista preguntó: "Señor, ¿a qué seres humanos quieres más?".
Dios sonrió y le guiñó un ojo a su Hijo Jesús, que estaba sentado justo a su derecha. Miró al periodista y le dijo:
"A ver si adivinas".
El periodista le contestó: "Pues... Imagino que a las personas que entregan su vida al servicio de los demás, como la Madre Teresa o el Santo Maximiliano Kolbe.
"Sí, sí los quiero mucho. Pero no son a quien quiero más", dijo.
El periodista fue nombrando todas las personas que se dedican al servicio de Dios en sus hermanos. Y empezó con los que buscan a Dios en la oración.
"Ya sé, a monjas y sacerdotes; a los niños inocentes, los humildes que creen en Ti".
"Sí los quiero, pero no son los que quiero más".
"Pues ya no queda nadie, Señor".
"Sí quedan", respondió Dios. ". Los que dicen que yo no existo... ¡pobres mis hijos! Creo que les gustaría que fuese cierto... Los que me insultan, blasfemando contra Mí; los que quebrantan mis leyes y dicen que tienen el poder de cambiarlas; los impíos y pecadores empedernidos. Definitivamente, esos son los hijos a los que quiero más".
"¡Ateos! ¡No puede ser! Señor, me estás tomando el pelo. ¿Cómo vas a amar Tu negación?".
"No, no amo su ateísmo. Los amo a ellos porque están ciegos y no me ven. Si tuvieses un hijo ciego, ¿no lo amarías igual? Con estas palabras, el periodista descubrió la más grande lección de amor.
|