Natá de Los Caballeros es uno de los pueblos más antiguos de Panamá. Pero se ha preguntado: ¿cuántas historias interesantes se podrían contar de esta tierra?
La que les voy a escribir es la de Antonio Gutiérrez, un hombre casi tan viejo como Natá. Antonio Gutiérrez es un abuelo centenario que reside en la barriada San Juan de Dios y al que, curiosamente, muchos conocen por las grandes anécdotas que giran en torno a él.
LA HISTORIA
Allá por el año de 1907, la señora Cesárea de Gutiérrez dio a luz a un pequeño, al que llamó Antonio. Cuentan sus familiares que desde que nació demostró que sería un hombre grande. Lo más curioso fue lo que pasó después.
Con el pasar de los años, su padre recordó que aún no lo había registrado y el día que lo hizo, por temor a ser multado, dijo que el pequeño acababa de nacer.
Antonio, en ese momento, ya había cumplido 5 años, pero su cédula registra otra cosa. En ella está plasmado que nació el 9 de septiembre de 1912, una fecha de nacimiento errónea pues Antonio, aún lúcido, nos comentó que está seguro de que nació un 2 de septiembre de 1907. Por lo que si sacamos cuenta, realmente está cumpliendo 100 años.
LA FIESTA
El momento era propicio para la celebración. Uno a uno fueron llegando a la casa de Gutiérrez: hijos, nietos, bisnietos y tataranietos. Todos se dieron cita al llamado.
"Abuelo, ¿cómo está?" era una de las preguntas claves, pregunta que era respondida al paso con una sonrisa y un: "Aquí, cansado de vivir y de tanta bulla". Y es que a su edad, obviamente los gritos y el jolgorio no son precisamente lo que necesita para estar feliz. Pero aun así, pudimos ver a un hombre contento de tener a sus hijos y demás familiares a su lado.
Lo que sí les podemos contar es que no fue la fiesta más cara del mundo, pero Antonio cantó su "sapo verde" tres veces. La primera vez fue el sábado 1, con varios de sus hijos que no podrían asistir al día siguiente a la celebración y las otras dos veces, el mismo 2 de septiembre.
Entre tantas cosas significativas, le mencionaré que dos de los dulces fueron hechos por su hijo Elías Gutiérrez, quien es considerado uno de los mejores pasteleros de Panamá.
El arroz con pollo y la ensalada de papa no faltaron, mucho menos los bollos, el helado, la soda y el sancocho. Pero, ¿saben cuál fue el complemento ideal? Las anécdotas, y es que viniendo de un hombre centenario qué se podía esperar.
UN HOMBRE FUERTE
"Toño", como cariñosamente le llaman sus familiares y amigos, hace todo solo: se baña, se viste y come sin ayuda. Lo más curioso es que, diariamente, a las 11:00 de la mañana agarra una hamaca, que guarda celosamente debajo de un mueble, y sale a colocarla debajo de un árbol que tiene frente a su casa. Allí, la guinda y se sienta a descansar por horas. Su hamaca es como parte de su familia, nadie se puede sentar ni acostar en ella, porque puede recibir un palazo de Antonio.
Una de las cosas increíbles que ha hecho a este hombre merecedor de respeto en su pueblo, es que en su juventud era considerado un terrateniente y logró ocupar cargos importantes. Además, fue regidor de Cerro Zuela, un lugar donde año tras año era el organizador de las festividades de la Santísima Cruz.
SU FAMILIA
Esto de seguro sorprenderá a muchos. Antonio, en sus años mozos, fue un hombre que robó corazones, tantos, que engendró 21 hijos con tres mujeres. Crió a una de su última esposa y más de 5 de otras.
Los hermanos de Antonio también estuvieron presentes en la celebración. Junto a él, compartieron sus hermanos: Asunción (conocido como Yaco), quien ya cumplió 83 años, y su hermana Zoila, quien tiene 87. Es notorio que es una familia longeva, pues una de las hermanas de Toño duró 105 años.
Es importante mencionar que Antonio comparte su vida con María Arrocha, una mujer que no se le puede desaparecer por más de una hora, ya que si lo hace, nadie lo vuelve a acostar en una cama.
Definitivamente, que el 2 de septiembre de 2007 siempre recordaré a Antonio Gutiérrez, pues es uno de los hombres especiales en mi vida, porque se me olvidaba decirles que él es mi abuelito. |