B renda era una mujer joven a quien se le invitó a que fuera a escalar una montaña. Aunque muy asustada, fue con su grupo a un enorme granito acantilado. A pesar de su temor, se puso la correa, agarró la soga y comenzó a subir la cara de esa roca.
Mientras ella colgaba se soltó una cuerda de seguridad y dio a presión contra el ojo de Brenda y golpeó hacia fuera su lente de contacto.
Ella miraba y miraba esperando que su lente hubiese aterrizado en la repisa, pero no estaba allí. Estaba afectada en su visión. Estaba desesperada y comenzó a sentir que enloquecería, pero rogó al Señor que la ayudara a encontrarlo.
Cuando ella llegó a la cima, un amigo le examinó el ojo. Ella se sentó abajo, desanimada, ella miraba fuera a través de la gama de montañas, pensando en el verso que dice, "Los ojos del Señor funcionan hacia adelante y atrás, a través de toda la tierra. Pensó, "Señor, usted puede ver todo en estas montañas y sabe
exactamente dónde está mi lente de contacto . Por favor, ayúdeme."
Un miembro de otro grupo que empezaba a subir, gritando dijo, "¡oigan, ustedes chicos! ¿Alguno ha perdido un lente de contacto?"
Bien, eso los sorprendió bastante, pero ¿sabe por qué el trepador lo vio? Una hormiga se movía lentamente a través de la cara de la roca, llevándolo en su parte posterior. De vez en cuando digamos, "Dios, yo no sé por qué desea que lleve esta carga. Pero, si usted desea, yo la llevaré", igual como le pasó a la hormiguita.
