Rodolfo Hernández, propietario de una de las "chivas" que realizan el recorrido entre Lídice y Aguacate Arriba, ansía la rehabilitación de la vía, aunque teme quedarse sin trabajo al carecer de un certificado de operación que le permita seguir transportando pasajeros.
Según Hernández, los "cupos" están en manos de otras personas que nunca han prestado el servicio.
Afirma que para balancear los gastos y continuar con el servicio se ha aumentando a B/.1.25; aunque la mayoría de los pasajeros paga un balboa.
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