La ceremonia de clausura de los XII Juegos Paralímpicos de ATENAS 2004, estuvo cargada de sentimientos. Por un lado, la alegría y el orgullo de los logros de los atletas paralímpicos y, por el otro, la tristeza por la muerte de siete adolescentes griegos.
Se extinguió la llama paralímpica y un inmenso chorro de agua reemplazó el fuego que ardía en el estadio olímpico de Atenas.
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