Corina De La Cruz es una mujer luchadora que, con su compañero, ha logrado sacar a sus hijas adelante; sin embargo, han pasado 9 años desde que construyó su casa de quincha y ahora, con las fuertes lluvias, se le cae a pedazos.
El interior de la residencia de Corina está en muy mal estado, y la parte de afuera no se queda atrás, ya se está cayendo por partes y ella, junto a su esposo, han tenido que recurrir a utilizar pedazos de hojas de zinc para cubrirla.
Esta mujer tiene tres hijas, una de ellas enferma. Señaló que ya no saben qué hacer, el invierno para ellos es una tragedia, pues se inunda la casa y lo poco que tienen se les moja. Además, el piso de tierra es húmedo todo el tiempo y esto enferma a sus hijos; sólo tienen divisiones dentro de la casa con papel plástico negro, que se utiliza para botar basura.
La situación de esta familia, aseguró la señora Elida García, miembro de la iglesia, es triste y conmovedora, ya que la joven pareja no cuenta con recursos económicos para mejorar la vivienda y se teme que ocurra una tragedia cuando duermen, más cuando está lloviendo.
Corina y su familia viven en constante peligro todos los días, no tienen luz, ni agua y el vital líquido se los da una familia vecina, que se conmueve por el mal estado en el que vive esta familia.
El esposo de Corina trabaja de manera eventual en las fumigaciones de arrozales, pero el dinero no le alcanza y esto le ocasiona más daños a la salud, que recursos económicos para sobrevivir.
Una de las niñas de Corina sufre de ataques, que la alejan de las amistades en la escuela y no le permiten un aprendizaje adecuado. Aparentemente, ella tiene problemas con el cerebro, ya que no se desarrolló de manera adecuada; sin embargo, sigue estudiando, aunque con dificultades. Por ello, su madre pide ayuda con útiles escolares, alimentación y una casa digna para sus hijas.
"Mi sueño es tener una casa de bloques, porque la que tenemos se está cayendo y mis padres no tienen dinero para construir una. Que alguien nos ayude también a conseguir agua y luz", comentó Nayely, una de las hijas de Corina, mientras tomaba un poco de agua de los tanques que tienen.
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