No han sido los políticos del patio, ni los revoltosos "cierracalles" de siempre, ni los obreros a punta de palos, ni los docentes "siempre en huelga", ni los médicos "siempre pidiendo más", los que han dejado el nombre del país en alto este año.

Han sido los muchachos buenos, aquellos que se trazaron metas, los que han marcado el camino del triunfo.

No puedo dejar de emocionarme al pensar en ese chico con una sola pierna, César Barría, que se empeñó en cruzar a nado el estrecho de Gibraltar y lo logró. Él no nació así, perdió su pierna en un accidente, pero eso no lo amilanó. Al contrario, fortaleció su espíritu de lucha y hoy es un ejemplo a seguir.

Tampoco puedo olvidar el llanto de alegría cuando un jovencito colonense, Irving Saladino, paralizó al país al ganar la primera medalla olímpica de oro para Panamá.

Su sonrisa tímida, su sencillez y su humildad lo acompañan siempre, a pesar de que una hazaña como esa sólo la logra uno en un millón. Él entrenó con disciplina y coraje para alcanzar su sueño. No le ayudó el Comité Olímpico de Panamá, pero dejó un legado para su país.

Y últimamente, tres chicos panameños, que compitieron con otros 25 mil jóvenes de Latinoamérica, lograron estar entre los 12 mejores cantantes elegidos para concursar en el Latin American Idol.

Anne Lorraine, Manuel Araúz y Margarita Henríquez son un ejemplo a seguir por su tenacidad, por su talento, por su lucha por alcanzar una estrella, por el amor que han demostrado por su patria, por su capacidad por unir a los panameños en un sólo haz de voluntades.

Por eso y por mucho más, el resto de los nacidos en esta tierra estamos en deuda con estos jóvenes valores, y sólo nos queda apoyarlos.

Ahora es el momento, porque uno de ellos, Margarita Henríquez, está en la final del Latin American Idol.

O gana ella, o gana la tica María José.

Ya Margarita hizo su parte: puso a Panamá en la cima. Ahora nos toca a nosotros hacer nuestra parte: votar para que ella alcance su estrella. Si ella lo logra, será como si cada panameño alcanzara la suya. Unidos, somos invencibles. Apoyando a esta joven de la campiña interiorana, estaremos haciendo patria.