Respetada Moza, te escribo nuevamente para agradecer tu acertado consejo. Para el 30 de julio, si no me equivoco, te escribí sobre el problema que confrontaba en mi hogar, donde la relación se resquebrajó, hasta llegar a lo legal. Tomé tu consejo de hablar por última vez, dejando todo claro. Mi esposa negó a todas luces un mal comportamiento de su parte, y me rogó por el amor que me tiene, al igual que el bonito hogar construido, que le diera una oportunidad. Aunque dudara, ella me demostraría que había cambiado. Ella sentía temor de perderme; realmente lo pensé un poco, porque como dice el refrán panameño: "El perro huevero, aunque le quemen el hocico sigue comiendo huevo". Pero he decido afrontar este reto, y en mi hogar se respira paz y armonía. Realmente creo que hay personas que necesitan de un consejo o alguien que los escuche, para no tomar decisiones tan apresuradas, que a la larga sólo traen tragedias y hogares destruidos, perjudicando siempre a nuestros hijos y su futuro comportamiento. Gracias, y continúa cosechando éxitos.
ESTOY FELIZ POR TI
Hola, me alegro que hayas escrito, recuerdo muy bien tu historia, y me parece un regalo de Dios que hayas solucionado tus problemas con tu esposa.
Quiero que sepas que en la vida no hay nada imposible, y menos cuando los problemas que se tiene en una relación son por falta de comunicación.
Te aconsejo que la próxima vez que te sientas confundido y no entiendas el comportamiento de tu pareja, no busques respuestas en nadie que está a tu alrededor, pues a veces la gente hace daño con sus comentarios. Busca la respuesta a tu interrogante con ella misma y sólo así saldrás de la duda.
Recuerda que en los matrimonios hay altas y bajas, y todo lo que pasa es una prueba para saber hasta dónde uno quiere luchar y conseguir la verdadera felicidad. No sabes la satisfacción que me da que a mis lectores les sirvan mis consejos. Pero nunca lo olvides, la clave del éxito en una relación es la comunicación. ¡Suerte!
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