Fue un hasta luego. La humilde Iglesia de San Juan Diego de Nuevo México, en Chilibre, fue donde le dieron el último adiós a Hannah Yinneth, la siamesa que fue separada de su hermana Yanneth el pasado martes 28 de septiembre, y quien 13 días después de la operación su corazón no resistió.
Paredes solo repelladas y tres focos que guindaban de un cable, en la iglesia, no fueron distracción para los presentes, quienes tenían la mirada puesta al centro del templo donde estaba una pequeña caja blanca y dentro de ella, Yinneth vestida de blanco y con una cinta del mismo color en su cabeza, descansaba en paz.
Ayer, familiares, vecinos, cuerpo médico le dieron el último adiós a la pequeña Hannah Yinneth que, para su madre Sarita, ahora será un ángel que los cuidará desde el cielo.
Fueron sus abuelos Sara Quintero y don Pedro Gil quienes estuvieron con la niña hasta el final. Su madre, Sarita, permaneció en casa cuidando a Yanneth, ya que desea tener los mejores ánimos para no deprimir a su bebé.
El doctor Julio Alessandría explicó que para el cuerpo médico fue difícil, puesto que todos estaban encariñados con la niña, ellos acompañaron a la familia hasta su última morada.
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