"Blua, blua, dónde está Kevin". Así más o menos habla Britney Spears, y es que se la pasa todo el día borracha. ¡Qué feo! A la "Princesita del Pop" le está atacando fuerte la depresión post parto, y más después de que su marido la abandonó. Britney no atiende a su hijo y se la pasa sumergida en el mundo del alcohol. ¡Ah! Pero no vayan a creer que Britney es una incipiente alcohólica barata, nada de eso, pues la niña se emborracha con vino blanco. ¡Bien yeyé!
Aparte del abandono de Kevin Federline, Spears también está destrozada porque se siente gorda y deforme, ya que no acaba de perder esas libras extras que ganó con el embarazo, además de que tampoco siente ánimo para internarse en el gimnasio; pero, en cambio, sí tiene chance para llorar, pues la mínima cosa hace que las lágrimas broten de sus ojos. ¡Pobre niña! Vamos a ver cómo acaba esta historia y si Britney logra superar sus traumas.
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