Un sombrero pintado, una muñeca típica, artesanías de barro y hasta motetes, se pueden encontrar en cualquier residencia de La Pintada, un pueblo pintoresco que no pierde sus tradiciones.
La Pintada es un pueblito pintoresco. Allí, se confecciona el sombrero pintado, ya sea por hombres o mujeres campesinas que buscan ingresos para el sustento familiar. Sin embargo, esta labor va más allá y ya hay familias que han hecho de sus casas locales comerciales pequeños, acogedores para los turistas.
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La señora Olga Núñez y su familia son un ejemplo de superación y amor a lo nuestro. Este negocio familiar se dedica a la venta de diferentes artesanías, entre ellas el sombrero pintado, el más buscado, y las tradicionales muñequitas típicas, atracción de turistas nacionales y extranjeros que los visitan por semana.
Para la señora Olga, cualquier día puede ser bueno. A veces, se puede vender un sombrero pintado de 200 balboas y otro día sólo se vende un sombrero sencillo de 10 balboas o una muñeca típica de 15 balboas. Pero, para ellos, lo importante es que siempre los visiten.
El negocio "Artesanías Italina", de La Pintada, es pequeño; sin embargo, cuenta con un calor familiar que sienten los turistas. Allí se encuentran diferentes detalles artesanales a precios módicos y de gran calidad.
PREFERIDAS
El sombrero pintado es confeccionado por esta familia. "Es uno de los que más se venden", aseguró doña Olga. Los hay de diferentes precios, desde 10 hasta 200 balboas, según el decorado y las vueltas delicadas con las que se confecciona este sombrero, parte del vestido típico nacional.
Otra de las más buscadas son las muñequitas folclóricas. Ellas son confeccionadas en la propia residencia de doña Olga. Ella misma las confecciona desde hace unos 20 años y las ha perfeccionado, al punto que parecen una verdadera empollerada, ya que se les colocan todos los accesorios que lleva la pollera o el montuno.
Las artesanías de barro también se pueden observar en este puesto. Aunque éstas no se confeccionan en La Pintada, cuenta la señora Olga que ella las compra en San Carlos, para tener variedad en su negocio, ya que es lo que piden los turistas y demás nacionales que los visitan, en especial los fines de semana o cuando hay eventos de gran magnitud, como las visitas del Presidente de la República, que atraen a mucha gente.
Éste no es el único negocio existente en La Pintada, pues en cada residencia se vende algún tipo de artesanía y es así como se inician los pequeños negocios en este pintoresco lugar.
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