Una ovación saludó al dirigente de los jubilados, quien enseguida empezó a buscar por todos lados las piedras y leñas para preparar el fogón en donde harían la sopa de hueso que habían acordado, pues los jubilados dieron a entender que lo que cobran no les alcanza para los alimentos, y mucho menos para los medicamentos.

Una olla que tenía adentro huesos, culantro, cebollas, sal y otros guisos eran los ingredientes para sazonar la comida. Mientras el caldo se cocinaba, los adultos mayores gritaban consignas en demanda de su aumento.

Fernández aseguró que aún no soltará "la bomba que tiene", pues el presidente dice que es su amigo y le dará un tiempo para que les dé el aumento exigido. Ya para el mediodía de ayer estuvo listo el caldo, que fue repartido entre los manifestantes. Hoy irán nuevamente a la calle al mismo punto de protesta.