En la cancha de Plaza Amador se sentía el peso de una gran tristeza. Uno de los hombres que más glorias le ha dado al equipo del pueblo murió cuando una bala asesina le robó la vida.
El sonido seco de las balas se oyó en El Chorrillo antes que el sol asomara los primeros rayos. Javier Castro iba a visitar a unos amigos cuando desde un auto en marcha le descargaron varios tiros, siendo impactado por uno en el centro de su columna vertebral. Castro fue defensa del onceno de Plaza Amador. Aunque este año no estaba jugando, deseaba retirarse con glorias defendiendo los colores de su equipo.
|