Su casa está en mal estado. “A Dios gracias, mi hijo tiene más movilidad, pero el polvo de la casa hace que se la pase resfriado y eso no es bueno”, expresó Lesbia Solís, de 24 años, madre de Isaac, de 2 años, un niño que padece de osteogénesis imperfecta o “huesos de cristal”.
La vida de esta mujer no ha sido fácil. A pesar de que cuenta con el apoyo de su esposo, viven en una casa de madera, en el sector de La Providencia, distrito de San Miguelito.
Lo peor de todo es que el material de la vivienda está desgastado, el techo es de zinc, por lo que el calor es agobiante y, durante las lluvias, el agua ingresa al hogar, pues hay huecos por todos lados.
ODISEA PARA LLEGAR
Para llegar a la casa de esta humilde mujer, se necesita pasar por una quebrada y subir unas largas escaleras que están partidas, el piso limoso del lugar ha ocasionado la caída a varios residentes, Lesbia inclusive. Ella reconoce que varias veces se ha resbalado con su hijo en brazos, lo que constituye un peligro porque los huesos de Isaac son muy frágiles y se parten fácilmente.
Gracias al pamidronato disódico, un medicamento vía intravenosa, que se le aplicó a Isaac, ya puede bailar, pintar y jugar, aunque con mucho cuidado. Pero el constante resfriado no le permite estar completamente sano.
|