Cuando no tiene dinero para adquirir las medicinas más costosas, la Policía Nacional se las compra. (Foto: Edwin Navarro / EPASA
Jesús Simmons
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"Nunca cuestiones a Dios". Con 23 años de edad, el cabo primero Roberto Moreno Scott supo que su vida no sería igual, cuando se enteró que padecía de insuficiencia renal crónica. Desde ese momento se decidió a librar una lucha sin cuartel contra la enfermedad, y sus mejores armas fueron la esperanza y el apoyo de su familia.
En vez de ponerse a llorar se sometió a un año de tratamiento, luego ingresó al programa de diálisis de la Caja de Seguro Social (CSS), donde estuvo por siete años. Por tres largos años permaneció en la lista de espera de un donante, hasta que la llamada mágica llegó el 31 de octubre del año pasado.
"Cuando recibí la llamada, sabía que me dirían que tenían el riñón que me daría vida, nunca dudé", relató.
Destacó que conocía sobre pacientes que habían sido sometidos a trasplantes, pero sabía que su llamada venía en camino.
Ese día estaba en su trabajo e inmediatamente se fue al hospital.
Después de varios exámenes le realizaron el trasplante de un riñón.
No sabe de quién era el órgano, sólo que los donantes fallecen de "muerte cerebral" para que puedan regalarle la vida a un paciente en espera.
SU APOYO
Este largo camino no lo hubiese superado sin la ayuda de su esposa Kenia Judith Aponte y de su familia, que estuvieron con él en las buenas y en las malas. Tiene tres hijos, dos de ellos nacieron en medio de la enfermedad.
Además, sus compañeros de trabajo y la institución en la que labora, la Policía Nacional, jugaron un papel muy importante en su enfermedad y recuperación.
Aunque extraña los días en que patrullaba en las calles de la ciudad, se desempeña en el departamento de Ingeniería e Infraestructura en la zona de Policía del Canal, donde ejerce labores administrativas.
RESIDENCIA
Roberto vive en el populoso barrio de El Chorrillo, con su esposa y sus tres hijos, que son su inspiración.