Las madres hacen de todo por sus hijos. Las lágrimas brotan de los ojos de Mitzila Chávez cuando habla de sus seis hijos, esos que ahora están en un albergue, luego de que las autoridades descubrieran que se tenían que quedar prácticamente solos porque ella salía a trabajar.
Hace siete meses, esta indígena chiricana viajó a la capital buscando un mejor futuro y huyendo de su pareja, quien la maltrataba, y que incluso llegó a amenazarla de que le haría daño. A los dos meses se trajo a sus hijos (una adoptada), cuyas edades oscilan entre uno y 11 años, y tratando de ganar dinero para mantenerlos, empezó a trabajar en casa de familia.
En el último trabajo, Mitzila sólo duró un mes, porque el pasado 27 de octubre fue cuando autoridades del MIDES se llevaron a los pequeños y tres días después sólo le permitieron ver a los más grandes. "Yo no sabía qué hacer, estuve dos noches sin dormir y ya no quería comer, sentía que me moría", dijo mientras la voz se le quebraba. Pues ella asegura que viendo la situación de pobreza en que viven no se puede quedar en la casa. "Cada vez que me iba a trabajar, el de cuatro años me jalaba del vestido diciéndome que no me fuera, yo le digo que no es que no los quiero, yo me quiero quedar, pero si me quedaba no podía ayudarlos", afirmó.
Ahora Mitzila está sin trabajo, pues constantemente está yendo al Juzgado de Niñez para saber sobre sus hijos. Además, está esperando el apoyo que le prometieron de becas para los más grandes y un trabajo, pero sobre todo, desea estudiar. "Yo no quiero ser la misma, quiero ser otra persona para ayudar a mis hijos", expresó.
No descansará hasta que las autoridades le regresen a sus hijos.
DESEO:
Mitzila desea estudiar, pues sólo llegó hasta sexto grado. Le gusta la modistería.
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