El único que se sentía como en casa en Panamá ayer era George Bush, ya que los panameños pasaron a ser los extranjeros, y ni a sus casas y trabajos pudieron entrar. Una calma disimulada vivió el país ayer, mientras estuvo en suelo patrio. Si no lo creen, pregúntenle al sector informal de la economía, que estuvo desesperado porque las ventas se las "fregaron", en vista de que las personas no podían llegar hasta sus puestos. Lo cierto es que nunca olvidarán el 7 de noviembre que aguó sus ventas. Algunos comercios, especialmente de Calidonia, La Central y el sector de Salsipuedes, próximos a la Presidencia, se vieron perjudicados porque permanecieron "sitiados" casi todo el día de ayer. Aunque no se conocen cifras oficiales, el impacto será fuerte.
Salir y entrar de Salsipuedes ya no era una odisea. Marisol Muñoz destacó que, además, las casas mayoristas estaban cerradas, y ni de material podían abastecerse. Eso le pasó a Víctor, que tenía que entregar polleras y tembleques, y no podía comprar materiales.
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