Como sucede con la enseñanza deficiente, en estos casos el bajo rendimiento se da en las asignaturas impartidas por el docente con quien se tiene conflictos. Si se trata de una maestra de primaria que enseña las materias básica del pénsum, entonces el fracaso es más amplio. Hemos tenido la experiencia de niños de escuela primaria poco motivados o a veces rechazados por sus maestros que al ser asignados a otro educador ya sea en la misma escuela o en una nueva, mejoran automáticamente sus calificaciones.
También lo hemos visto en casos de alumnos de secundaria que siempre fracasan con los mismos profesores con quienes no mantienen empatía, pero tienen mejores resultados con los que se llevan bien. Esto pasa incluso con alumnos que no tienen problemas para aprender y dedican en sus casas tiempo suficiente al estudio.
RECOMENDACIONES PARA LOS MAESTROS
Los pasos a seguir para conocer las posibles causas de bajo rendimiento escolar en un estudiante deben ser los siguientes:
- Evaluación médica que incluya valoración del estado nutricional, visión y audición.
- Investigación del estilo de vida que incluya hábitos alimentarios, patrón de sueño y hábitos de estudio.
- Conocimiento de la situación familiar para saber si existe alguna situación traumática que lo afecte.
- Evaluación psicológica para determinar sus capacidades cognitivas, psicomotoras, psicolingüísticas, habilidades, motivaciones e intereses.
- Evaluación psiquiátrica para conocer su estado de salud mental.
- Evaluación del lenguaje en caso de notarse dificultades en esta área de su funcionamiento.
- Estado de sus relaciones interpersonales dentro del grupo.
- Estado de sus relaciones con maestros o profesores.
- Preparación obtenida en grados previos.
- Calidad del docente y de sus clases.
La mala relación de algún alumno con el maestro o con un profesor obliga a éstos a revisar sus propias actitudes hacia aquél, y hacer gala de más madurez como adultos para crear un clima de mayor entendimiento y cordialidad. Si al docente le resulta difícil dar ese paso, entonces debe intervenir el personal especializado del gabinete psicopedagógico o la Dirección de la escuela para ayudar a mejorar la relación entre ambas partes. De no lograrse el objetivo el estudiante se beneficiará al ser asignado a otro maestro o profesor.
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