Cierto día, Dios estaba cansado de las personas.
Ellas estaban siempre molestándolo, pidiéndole cosas.
Entonces dijo: "Voy a esconderme por un tiempo".
Reunió a sus consejeros y preguntó:
"¿Dónde debo esconderme?"
Algunos dijeron: "Escóndase en la cima de la montaña más alta de la Tierra".
Otros: "Escóndase en el fondo del mar, no van a hallarlo allí".
Otros: "Escóndase en el otro lado de la Luna, ese es el mejor lugar.
¿Cómo lo hallarían allí?"
Entonces Dios se volvió hacia el más inteligente de sus ángeles y le inquirió: "¿Dónde me aconsejas que me esconda?".
El ángel inteligente, sonriendo, respondió:
"¡Escóndase en el corazón humano. Es el único lugar donde ellos no buscan nunca!".
Recuerda su presencia constante en tu corazón. "Calma mi paso, Señor, para que yo pueda entonar el cántico de la esperanza, sonreír para mi prójimo y cállarme para escuchar tu voz.
Calma mi paso, Señor, e inspírame a enterrar mis raíces en el suelo de los valores duraderos de la vida, para que yo pueda crecer hasta las estrellas de mi destino mayor. ¡Gracias, Señor, por el día de hoy, por la familia que me diste, mi trabajo y, sobre todo, por tu presencia en mi vida.
|