A pesar de ser tan joven, suda la gota gorda trabajando en el campo. Es consciente de que el trabajo es duro, pero debe hacerlo. "No hay de otra, es la única manera de que el pobre pueda sobrevivir", dijo.

Cuando no está en la finca con su esposo, ella se queda en el pueblo de Unión Santeña, terminado el proceso. Tiene que poner a secar el arroz, luego lo "ventéa" para sacar el arroz vano y de allí va a la máquina de pilar.

Luego de eso, la paila con aceite caliente espera para ponerles arroz blanquito a sus hijos en el plato.

Si hace un buen sol, el arroz lo mantiene en el piso de la cancha de baloncesto del pueblo hasta 10 horas. A la hora de secar el producto debe tener mucho cuidado, a fin de que no se nazca de nuevo.

Señaló que este año la cosecha ha estado muy buena, al punto que tendrán arroz para comer por año y medio.

Con tan mala suerte, el arroz muy poco lo venden, pues ese pueblo no cuenta con un camino de penetración para sacar el producto. Por el mar, sale muy costoso el transporte.

Para cultivar el arroz, deben esperar de 5 meses en adelante, dependiendo de la calidad de la semilla.

En esta faena tiene ya 7 años. Yajaira, por el momento, seguirá cultivando el producto, pues no le queda de otra.