Más de ochocientas personas, presentes en el teatro, esperaban desde antes de las 8:00 p.m. -hora en que se inició la función- que los artistas salieran y marcaran sus mejores pasos.

El escenario, que durante cien años ha sido testigo silencioso de los eventos culturales más importantes presentados en Panamá, estaba decorado con colores que cantaban a la patria.

UNA FIESTA DE GRANDES DIMENSIONES
La gala fue organizada por la Escuela Nacional de Danza, que dirige la profesora y bailarina Ana Acela Smith, quien desde meses trabajó en la coordinación de todos los detalles.

Los presentes, entre los que se encontraban personas de todas las edades, entregaban lluvias de aplausos a los bailarines que aparecían y desaparecían entre los telones.

Las piezas fueron especialmente escogidas para esta función. La suite Paquita no podía faltar como tema de apertura de la velada. Ésta fue danzada por Cristina Quijano y José Alberto Villamil.

En estas huellas también hubo espacio para la danza folklórica, donde los bailarines lucieron bonitos vestidos con colores patrióticos.

Los bailes fueron acompañados por las notas de la Orquesta Sinfónica Nacional, bajo la dirección del maestro Jorge Ledezma Bradley.

Para la profesora Smith, éste fue un trabajo de muchas personas que unieron esfuerzo y talento. "Estuvimos allí desde temprano y salimos del teatro cerca de las once de la noche", compartió.