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  lunes 28 de noviembre de 2005  enviar por email versión para imprimir
  GENTE COMO YO
Las cebaderas de Máximo
Máximo Castillo. (Foto: Mirna Rogers / EPASA)

Joyce Baloyes Lobo | DIAaDIA

Las manos de Máximo Castillo, trabajan con mucha agilidad al tejer las cebaderas de nylon, pero él está ansioso: quiere terminar el mayor número de productos que serán llevados a Darién.

Este humilde artesano proviene de Llano Grande de Cañazas en la provincia de Veraguas, pero éste oficio no lo aprendió allá, ni es parte de su herencia familiar, sino que lo aprendió en San Miguelito, gracias a las clases que le dio un vecino.

Máximo cuenta que en un inicio sería un intercambio de conocimientos, puesto que el vecino le dijo que lo enseñaba a tejer cebaderas si él lo instruía en la confección de jáquimas, pero el vecino nunca aprendió.

De éste arte lo más difícil es tejer el inicio de la bolsa, luego se sigue con moldes.

Estas vistosas bolsitas, son gustadas por la combinación de los colores que se conjugan en cada vuelta.

"Tengo encargadas algunas aquí (Residencial Tanara donde vive), a un módico precio de 5 dólares cada una.

Me toma una semana hacer una, la gente me dice que las vendo muy baratas, por el tiempo que se utiliza para fabricarlas.

INGRESOS
Este arte se ha convertido en una entrada económica, puesto que se quebró un pie en su pueblo natal y el médico le ha pedido varios meses de reposo, para continuar haciendo trabajos pesados, como antes.

Las hace en dos tamaños diversos, las de hilo más delgado son las complicadas de tejer, pero el acabado es más fino.

Entre sentado y acostado en una hamaca tejiendo una "chacara", sueña con tener una gran cantidad de mercancía para poner un pequeño puesto.

DEDICACION
Su interés lo ha motivado a aprender, aconseja a las demás personas que busquen algo que hacer.

 
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