Saturnino Obarrio González está postrado en una cama, luego de un resfriado que padeció hace unos cuatro meses y, a pesar de que ha sido atendido, aún no determinan qué tiene.
Este hombre está desesperado, era el único sustento de su familia y ahora no puede trabajar.
Saturnino cuenta que hace más de cuatro meses tenía un resfriado y le dolía todo el cuerpo y en unas cuantas horas ya no podía mover sus piernas. "Estaba paralítico y solo sentía fuertes calambres en el cuerpo y nunca más me he podido reponer", dijo.
Lo llevaron al Hospital de Aguadulce y luego lo trasladaron al Hospital Santo Tomás en Panamá pero, a pesar de los exámenes, sigue igual y en una situación económica muy difícil, pues tiene dos hijos y no los puede mantener; solo vive con su padre y uno de sus hijos en una casa de bloques en Natá pero sin muebles, no tiene luz eléctrica y, lo que es peor, no cuenta con una cama adecuada y la que tiene improvisada se dañó, representando un peligro para él.
A Saturnino deben realizarle una biopsia en el Hospital Santo Tomás, pero no cuenta con recursos económicos ni siquiera para viajar al hospital más cercano, en Aguadulce.
Los calambres en todo el cuerpo de este hombre son constantes y solo pide ayuda para recuperarse pues, aunque su padre cobra los 100 a los de 70, ese dinero no alcanza.
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