Lo hizo por su familia. Son 10 años en los que José Araballo ha paseado las calles de La Chorrera vendiendo su inciensos, para llevar un sustento a su familia y ayudar sus hijos a estudiar, pues él no quiere que pasen todas las penurias que ha tenido que sufrir en su vida.
El dejar correr el aroma es clave...
El tiempo es el peor enemigo de los hombres y de eso se dio cuenta José, quien decidió establecerse en un lugar fijo por los achaques de su edad. Desde allí promociona sus inciensos sin decir palabra alguna, claro, él usa la estrategia del olor, prende el producto y las personas que pasan al sentir el aroma se detienen y le dicen: “Hummm señor, ese olor está delicioso, ¿me vende uno?”
Listo. Así el negocio es redondo. Además, les explica la importancia de sahumar la casa y eliminar las malas energías, así quedan convencidos y se los llevan. Por el aumento de las ventas en las festividades de Navidad, él los vende individual a 50 centavos, ya que muchos dicen que la cajetita entera es mucho. Durante un día se vende hasta seis cajetas de inciensos de las grandes, siendo las más buscadas las esencias de canela y rosa.
El orgullo de la honestidad
No hay nada más bonito que el trabajo honrado y honesto dijo este entusiasta vendedor, que a pesar de ser mirado de forma extraña por muchos e ignorados por otro, él levanta su cabeza con orgullo, pues gracias a esta entrada sus tres hijos lograron educarse y tener un mejor futuro.
SIN OBSTACULOS
La edad no es razón para trabajar, siempre y cuando se tenga fe en Dios, enfatizó Araballo.
|
