Llegó el verano y es momento de encender los motores rumbo a la playa, a disfrutar del sol, la brisa y el mar, por lo que unos buenos lentes no pueden faltar.
Y un experto en venta de esos artículos es el señor Sinclair Austin, quien desde hace 20 años se dedica a esa labor.
Lo encontramos en una de las primeras tardes veraniegas de este año en la Cinta Costera. Su habilidad para comercializar sus productos era tanta que ni siquiera tenía que llamar a sus clientes, todos iban donde él, a ver cuáles lentes había que les ajustara.
ARTICULOS Y PRECIOS
Las ventas del señor Austin no se limitan a los lentes. Dentro de su inventario también están las gorras, picadas y todo tipo de buhonería, por lo que no descarta, como innovación, irse a vender algún domingo a una playa cercana.
Y de sus precios, simplemente son asequibles. Usted podrá encontrar los lentes y las gorras desde dos dólares en adelante.
Él recorre, con su mostrador tricolor -rojo, amarillo y azul- las principales calles del centro de la ciudad y en ciertas ocasiones la Cinta Costera, y aprovecha la bonanza que representa ser visitado por decenas de personas.
EL DERECHO DE UN EXPERTO
A Sinclair nadie lo engaña en las ventas, pues antes de ser buhonero se dedicaba a vender mariscos. Su faena, a diferencia de otros compañeros, se inicia poco antes del mediodía, y dependiendo del movimiento comercial, así se puede extender su jornada.
El negocio de ser buhonero le deja lo suficiente como para sobrevivir. Para él, también es una labor tranquila, que a pesar de ser acechada por la delincuencia, representa el camino para que muchas personas lleven el pan de cada día a sus hogares.
CUESTION DE FE
Quien se dedique a ser buhonero es imprescindible que tenga fe, para que sus ventas salgan bien, dijo. |