Al parecer para Michael los sedantes eran como los dulces, porque le encantaban y ese gusto se los quería pasar a sus hijos.
Debe ser por eso que en el 2008, Jackson convenció a un dentista para que anesteciara a Blanket cuando no era necesario y así lo informa la página TMZ. Lo malo es que al médico dental lo amonestaron por esa gracia. ¡Juju!
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