Un juez australiano aceptó ayer la demanda de un grupo ecologista y prohibió a una empresa ballenera japonesa cazar cetáceos en la reserva marítima de la Antártida. El magistrado del Tribunal Federal, James Allsop, sienta así un precedente que puede llevar al Gobierno australiano a tomar medidas más drásticas para evitar las operaciones de estos balleneros en aguas del continente helado.