En Panamá, definitivamente, hay talento. La noche de gala del Panama Jazz fue una velada que me encantó vivir.
El jazz es una música diferente a las demás, puede que ya sepan eso, pero es necesario ratificarlo para escribir esta nota. La salsa es romántica, el reggae es desorden y así, pero el jazz es como toda una mezcla de sentimientos.
El Teatro Nacional se dio el lujo de ser el escenario escogido para este mayúsculo espectáculo musical, en homenaje a la cantante panameña Bárbara Wilson, que dio inicio a los eventos musicales del Panama Jazz Festival 2007.
UNA MEZCLA SINGULAR
Lo más peculiar de la presentación fue la fusión de ritmos, ya que el folclore y el jazz interactuaron durante todo el show.
Una de las presentaciones más lucidas fue de una pequeña llamada Milagros, quien tiene un dominio del tambor que solo grandes maestros pueden lograr. ¡Fue increíble!
La voz de Idania y Milly Bermejo retumbó las paredes del Teatro Nacional. Del mismo modo, lo hizo la melodía del saxofón y la trova interpretada por Yazmín Múñoz y Tano Mójica. La noche fue un cascada de música.
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