Cada jefe de Estado de los países del Magreb quiere asociar su nombre a la construcción de una mezquita para que éste quede grabado en la piedra. Marruecos inició la marcha bajo el reinado de Hasan II, fue seguido de Túnez y ahora de Argelia.
En los tres países, no faltan las críticas hacia estos trabajos de Hércules asimilados por algunas personas a la megalomanía de sus dirigentes.
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