Armado únicamente con sus pequeñas pinzas y destornilladores, Boris Castro afronta día a día todo el trabajo que le llega a su humilde puesto de reparación de relojes, ubicado al inicio de La Peatonal. Tiene 22 años de experiencia, en los que lleva atendiendo un promedio de 25 clientes diarios. Muchas son las personas que confían en su "puntualidad" y en él, ya que lleva años reparándoles sus relojes.
Con este humilde trabajo, ha mantenido a una familia de ocho hijos, dos de los cuales aún se encuentran bajo su cuidado y protección y con quienes pasa la mayor parte de su tiempo libre. Los siete días de la semana, Boris despierta desde temprano, para estar a las ocho de la mañana en su puesto, y se queda atendiendo hasta las seis de la tarde.
La concentración, la buena visión y el pulso, son las principales cualidades de este antiguo constructor, y es que aunque Boris ahora se dedique a la relojería, sabe lo que es trabajar duro.
La reparación de relojes la aprendió solo con un reloj, mucha imaginación y los implementos necesarios. Esto ha hecho de él un "profesional del tiempo".
Aunque las cosas estén duras, Boris no pierde su tiempo lamentándose; su optimismo lo ha ayudado a ver mejor las cosas, y como él dice: "siempre se gana algo".
AL MAL TIEMPO
Boris entiende que "hay días buenos y hay días malos", lo único que queda es trabajar y dar su mejor esfuerzo.
|