¡Y el estadio estalló en gritos!
Lleyton Hewitt desplegó ayer toda su capacidad histriónica ante Andy Roddick, pero le ganó en buena ley y avanzó a la final del Abierto australiano de Tenis.
El australiano, que parece aliado de la controversia, volvió a exhibir sus gestos agresivos y puños al aire en su victoria sobre el estadounidense por 3-6, 7-6 (3), 7-6 (4), 6-1.
Hewitt, que enfureció a tres adversarios con sus gritos extemporáneos para darse ánimos, esta vez rivalizó con un espectador para disgustar a Roddick, quien se quejó de un desaforado que gritaba cuando estaba por hacer un saque.
"Siempre dije que haría todo lo posible por poder jugar en la primera final nocturna aquí y tengo mi oportunidad", dijo Hewitt.
"Es sorprendente. Me cuesta un poco creerlo por el momento. Me encanta este sitio", agregó.
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