Erica Harris

¿Qué sería de las fiestas patrias sin los indios y negros que pelearon con Bolívar por la libertad? ¿Y cuántos libros históricos recogen sus nombres? Habría muchas excusas para no editar tal texto, pero la tragedia de los descamisados es que históricamente son desechables. Es más, las historias de los mismos, por no estar registradas rigurosamente en documentos, son denominadas leyendas.

Sin embargo, ¿por qué, a pesar del olvido mencionado, aún se habla lenguas indígenas como el kuna y el masai, mientras que el latín ya no es de uso corriente? Por la misma razón que hoy se habla alemán. Las lenguas amerindias y africanas pulularon a la sombra del idioma de los "camisados" (español, inglés, francés, portugués y otros), y el alemán lo hizo bajo el latín. Gracias a ello, subsistieron. ¿Será que la lingüística es más democrática que la historia?

No lo creo. Ambas son instrumentos, que para ser utilizados eficazmente, necesitan del poder y sus recursos; aunque sea, el proveniente de la más contestataria de las universidades o asociación civil. Pero la lengua de uso diario, no tiene más poder que precisamente ese: el uso diario.

Tarde o temprano la lingüística no hace más que regular lo que el uso diario ha creado. Le da estatus formal; lo clasifica y ubica. Pero, bien puede responder a las fuerzas del poder dictatorial. No por gusto, hay quienes llaman idioma al alemán y dialecto al kuna o al masai.

Entonces, ¿es o no es posible evitar el olvido histórico y el enmascaramiento lingüístico? ¡Claro que sí! El uso diario es la clave. Quizá nunca se escriba el libro con los nombres de los indios y negros que pelearon junto a Bolívar, pero ojalá pronto aprendamos el canto de las lenguas descamisadas, aunque las llamen dialectos; las historias de los pueblos mestizos, aunque las tilden de leyendas.