Hoy, en honor a los profesionales del lente, queremos contar las historias de quienes han arriesgado sus vidas en la valiosa y peligrosa profesión de camarógrafos.
Estos chicos hasta han cruzado murallas y se han puesto frente a un micrófono para llevar la información, tanto es así que la gente en la calle los reconoce. ¡Oh, sí!
Eduardo Bonaga es uno de esos reporteros gráficos que ha crecido en este competitivo mundo de la comunicación.
Los terromotos de El Salvador, Haití, los decapitados en Coiba, son solo algunas de sus grandes coberturas.
Este profesional de las imágenes ha arriesgado su vida, como cuando sufrió un naufragio en Jaqué, Darién. Bonaga no olvida que ese día sintió que sería el último en este mundo, porque nunca antes había sentido la muerte tan cerca como aquella vez. ¡Madre santa!
Otro hecho que lo marcó fue cuando en noviembre de 2005, después de cubrir durante toda la madrugada, sufrió un accidente automovilístico que lo dejó en coma por un mes. Lo triste es que cuando él reaccionó, perdió la memoria y no tenía ni idea de quién era ni de dónde venía. En abril de 2006, Bonaga se reintegró nuevamente a su trabajo, empezando de cero.
Son más de 15 años dedicados a Canal 13, y en ese ir y venir no olvida a dos excelentes compañeras, que en sus tiempos le enseñaron y lo motivaron. Ellas son Castalia Pascual y Julia Elena Alvear.
LO MAS IMPORTANTE ES LA FAMILIA
"Cuando se es joven, a uno no le importa nada con tal de tener la mejor toma. Sin embargo, cuando tienes una familia, tus pensamientos cambian y la profesión se torna más difícil", expresó.
Los deseos de superación hicieron que Bonaga estudiara Periodismo en la USMA, él no quería ser un empírico más y se esforzó por obtener su título, el cual recibirá en julio con mención de honor. Hoy, siendo coordinador de noticias, asegura que si tiene que tomar una cámara y grabar lo hará, pues él sigue siendo un camarógrafo. ¡Felicidades!
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