Paz para huesos, carne y corazones afligidos a causa de un mal. En la Basílica Don Bosco se realizó ayer una misa para las personas que sufren diferentes quebrantos de salud.
En el altar, un letrero que decía: "Eucaristía, fuente de salud", daba la bienvenida a los cientos de personas que llegaron a este templo con diversos flagelos, entre ellos mal de parkinson, sordera, problemas cardíacos o de movilidad.
El rector de la Basílica Don Bosco, Miguel Giorgio, dijo durante la homilía que es en el momento de la enfermedad cuando se plantea con mayor urgencia la necesidad de encontrar respuestas, entre ellas el sentido del dolor, del sufrimiento y de la misma muerte, considerada no sólo como un enigma con el cual confrontarse fatigosamente, sino como misterio en el que Cristo se incorpora a nuestra vida.
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