¡Dios mío!, ¿por qué? ¿Por qué en este preciso momento? ¿Por qué justo cuando el onceno nacional de fútbol se apresta a iniciar otra importante contienda?
Maldita mora. Esperar casi tres años para dar a conocer un veredicto sobre un caso en el cual se encuentra involucrado una de las principales figuras del fútbol nacional.
La verdad es que la noticia ayer nos consternó, fue algo así como un trago amargo. Estábamos en medio del acto de entrega de los premios de EPASA, la alegría prevalecía en el ambiente, un conjunto de jazz amenizaba el evento y, de repente, un compañero me llama para informarme del fallo.
Hasta allí se acabó mi fiesta, los ojos se me inundaron de lágrimas y es que sencillamente, no lo podía creer. El principal astro del fútbol actual había quedado fuera de competencia, por lo menos de esta Copa de Naciones, y en incertidumbre por no saber si podrá continuar o no en la hexagonal. Pero no sólo por eso, sino por el propio jugador, a quien no sólo hemos visto jugar partidos cruciales y con un estadio lleno a capacidad, sino con quien hemos compartido instantes en que sólo lo rodean sus compañeros de equipo y los miembros del cuerpo técnico, durante esas agotadoras jornadas de entrenamiento.
Lo cierto es que con todo esto, de seguro que los beneficiados no serán los chicos del seleccionado criollo, sino los rivales, los cuales saldrán hoy más inspirados que nunca, al saber que su principal verdugo no estará presente.
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