Después de andar por un camino polvoriento, empedrado y subir un cerro inmenso, DIAaDIA llegó a la casita de Bernardo Quintero, ubicada en la comunidad de Costa Del Sol Arriba, en Veracruz.
El anciano estaba sentado en la puerta de su casa. Parecía que esperaba una visita. Cuando le tendí la mano para saludarlo, no me correspondió, luego comprendí que está ciego.
Unos pedazos de madera sirvieron de silla. La charla comenzó y de una manera alegre este humilde señor contó que se quedó ciego por una pelea. De repente, interrumpió la conversación, se levantó y fue a echarle agua a los porotos que se le estaban quemando. Él se desenvuelve muy bien en sus actividades diarias y da la impresión de que no está ciego.
"A pesar de que no veo yo me las he arreglado para no depender de nadie. Yo hago de todo en mi casa", explicó.
Las carencias saltan a la vista. Su casa está hecha con hojas de zinc, el piso es de tierra. Adentro, la realidad no es muy alentadora. Solo hay una camita y una estufa de gas son sus principales pertenencias.
El mayor sueño de Bernardo es tener su casa de bloques. Uno de los pocos amigos que tiene es el pintor Mario Ortega, quien se comprometió a realizar una exposición y con lo recaudado construir la casa.
Soñar no cuesta nada, por lo que Bernardo sigue a la espera una casita de bloques.
TRABAJADOR
A pesar de su ceguera, Bernardo siembra yuca, frijoles, limpia su lote y hasta atiende a sus dos perritas: Tigrita y Muñequita.
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