Si usted no lo ha visto, le cuento. Sin pepitas en la lengua es un programa que transmite RPC a las 11: 00 p.m. donde Bianca Tapia y Abraham Moreno, "se supone", hablan de todo tipo de temas, sin tabúes. Lo promocionan como un espacio para personas con criterio formado. Invitan a jóvenes y famosos a debatir el tema de la noche.

Desde que inició ese programa hace cuatro días, nos han dado muestras de lo malo que se puede hacer en televisión y de lo mal seleccionado que puede ser un presentador.

Sustento estos puntos por lo siguiente. El señor Moreno no tiene precisamente un currículo profesional en programas serios o con credibilidad. Se ha especializado en las intrigas seudo-faranduleras o en el chisme. La señorita Tapia, después de estar en +23 donde tenía una muy buena imagen como VJ, pone en juego lo ganado al estar en un proyecto donde el morbo, el doble sentido y la vulgaridad ha sido la tónica.

Si a ello le sumamos que sus invitados no han dejado de hablar del tamaño de sus órganos sexuales, de cómo hacen el amor los gordos, de cómo se masturban, de cuál pose sexual es mejor para un gordo y una flaca, de penetraciones, etc., este programa debería llamarse "Con pelos en el cerebro", porque los que ahí han participado, incluyendo a sus presentadores, eso es lo que han demostrado.

Los programas "duros", esos donde se habla de todo, siempre cuentan con un verdadero experto que hace de balanza a las dudas o atorrancias que ahí se puedan decir. ¿Dígame usted si 'Demphra' después de lo que ahí confesó es un ejemplo para las mujeres? ¿Dígame usted si 'Caramel' es la mejor representación de dignidad que tienen las personas obesas? ¿Dígame qué le interesa a Abraham Moreno el tamaño del órgano sexual del obeso que participó el pasado martes? ¿Dígame por qué Bianca Tapia en su programa de radio sí maneja esos temas con profesionalismo y aquí se le sale el cobre?

Sabiendo ellos lo popular que fue en Panamá el programa internacional "Chat", de Telemundo, donde participaba un panameño, donde jóvenes hablaban de todo sin caer en semejante muestra de ignorancia y morbosidad, no comprendo cómo Medcom, su productor y presentadores pierden la oportunidad de una propuesta que podría ser escandalosa, pero por buena.

Una cosa es hablar responsablemente sin pepitas en la lengua donde "sin tabúes" podamos educarnos y divertirnos y otra, muy diferente, es dejar ante la faz de un país que tenemos el cerebro no precisamente lleno de pepitas. ¡Qué pena!

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