Una celebración afroantillana. Por dos días, más de dos mil personas pudieron disfrutar de la comida, música y costumbres de la etnia negra a través de la XXVIII Feria Afroantillana.
Los visitantes llegaban a la feria y buscaban el conocido pan "bon", el "saus", la chicha de saril con jengibre y las torrejitas de bacalao.
Glenroy James, presidente de la Sociedad Afroantillana, manifestó que es una tradición hacer la fiesta en la que pueden resaltar sus costumbres. "De lo que recogemos en la entrada es donado para darle mantenimiento al Museo Afroantillano".
Había más de 20 puestos de venta de comida y de artesanías en donde las personas podían comprar y pasar un rato agradable en familia, alejadas del bullicio.
VINIERON DE AFUERA
Aseguró que asistieron personas de los Estados Unidos y quedaron complacidos con la actividad.
Aisha Beache, quien estaba en la parte recreativa para los niños, aseguró que la feria rescata la cultura y demuestra a los visitantes la cultura afroantillana.
Ella, junto con Amber Henry, estaba elaborando barcos de papel manila y papel crespón para explicarle a los niños la historia de forma didáctica.
SE QUEDARON CHICOS
A medida que iba avanzando la tarde, las bandejas de comidas iban llegando para que en todo momento las personas tuvieran un menú diferente para elegir.
Allí encontramos a Rolando Hall, quien estaba abarrotado de clientes que pedían su pan "bon" que estaba a B/250.00, además del pan "blenco", el pan de coco y la cocada.
En la parte de espectáculo, las personas se tomaban un descanso, mientras los artistas se preparaban para hacer sus presentaciones.
James hizo una invitación a las personas para que el próximo año asistan a la feria.
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