Mientras su esposo Carlos sale a "camaronear", Yasmina queda en casa cuidando a Ana Lorena, de 8 años; Carlos Alberto, de 5, y el pequeño Luis Carlos, de 2, quien sufre de retardo. Viven en una humilde casa en calle segunda, transversal de Veracruz.

El dinero a duras penas alcanza para la alimentación; sin embargo, la condición de "Luisito" es una de las mayores preocupaciones de esta madre. Además de asistir a terapia, el niño debe recibir vitaminas y unas cápsulas especiales para el fortalecimiento de su cerebro.

La realidad es que por falta de dinero, no recibe ni una cosa, ni otra. "Desde hace un año se las suspendí, son muy caras y no puedo comprarlas", explicó Yasmina.

Por otro lado, ya se acerca el período escolar y, aunque este año Carlos Alberto va a entrar a la escuela, aún no han comprado los útiles.

Vecinos de esta familia aseguran que la madre hace un esfuerzo para llevar a su hija a la escuela, pues tiene que caminar un largo tramo con el pequeño Luisito en brazos, la mochila de la niña en una mano y los otros dos niños en la otra. Aunque ha tratado de buscar algún tipo de actividad a la cual dedicarse, Yasmina no puede dejar a Luisito en manos de extraños, pues no es fácil lidiar con él y teme que lo maltraten.

A pesar de que a diario sale a ver qué trabajo consigue, el esposo de Yasmina tiene una gran hernia que casi le impide moverse. Pese a todas estas dificultades, los niños aún mantienen su inocencia y entre juegos olvidan lo que a diario viven.

Además de ayuda económica o de alimentos, Jasmina necesita un coche para poder transportar a Luisito.