Toda una vida de entrega y sacrificios. Con estas palabras, se podrían resumir las anécdotas que cuentan los maestros que trabajan en áreas de difícil acceso.
Tal es el caso de los 55 docentes que se trasladaron ayer vía aérea hacia Playón Chico, Kuna Yala. Ellos estuvieron antes de las 5: 00 a.m. de ayer, para abordar el bus en los predios del edificio Poli en Calidonia, y cuando el reloj marcó las 5: 45 a.m., el bus del MEDUCA arrancó en reversa hasta la Escuela República de Venezuela, de donde algunos maestros sacaban algunas cajas de alimentos y otras pertenencias para subirlas al autobús que los llevó hasta el aeropuerto del Servicio Aéreo Nacional en Tocumen. Allí, en ese plantel, hubo que esperar algunos maestros que esperaban, pero se fueron a las 5: 15 a.m.
PARA MUESTRA UN BOTON
Dirisel Rodríguez es maestra oriunda de Churuquita Chiquita en Coclé, y contó a DIAaDIA que tiene cuatro años de estar viajando a Kuna Yala. Ella considera que dejar a su familia para ir a trabajar, es una experiencia muy triste.
Reveló que tiene un hijo de dos años, al que sólo ve cada dos meses, y se tuvo que desprender de él a los dos meses de nacido.
Agregó que salió al mediodía del miércoles para dormir en La Chorrera y así madrugar. Mientras iba llegando el resto de los docentes, había en un automóvil azul una niña llorando en silencio. El brillo de sus ojos la delató mirando a la ventana donde estaba su mamá. Era la pequeña Arleen, de 9 años, hija de la maestra Karol Fruto. Cuando el bus partió, su padre Gamal tuvo que abrazarla para consolarla y le dijo que en dos meses la visitarían.
Estos maestros recibieron, previamente, un seminario donde se les explicaba las costumbres y tradiciones que tienen que respetar en cada una de las poblaciones indígenas.
COLABORACION
Se informó que para viajar hasta Kuna Yala, se gastan unos 80 dólares ida y vuelta en avioneta. Toma 45 minutos.
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