No pensar nunca de manera conformista. Intentar superarse todo el tiempo.

Autoexigirse y ser el mejor crítico de uno mismo.

Los puntos débiles no son el enemigo, sino el comienzo del progreso.

Comenzar a planificar muy bien los tiempos, aprovechando al máximo cada momento para determinadas actividades, sabiendo también qué cosa es mejor hacer uno o una, y cuáles otras delegar a los demás.

Tener presente que aún en posición de tener un buen puesto en cualquier trabajo, nadie puede decir que ha llegado a su techo, o que ya sabe todo lo que tiene que saber.