Si cree que ser maestro es una tarea fácil, se equivoca.
La labor que desempeñan los educadores es ardua, pues tienen que lidiar con niños que presentan hasta problemas en sus hogares, que son reflejados en su rendimiento escolar.
Razón de peso para que en muchos tengan que dejar atrás su profesión y convertirse en padres de sus estudiantes.
Leonardo García, docente en el Centro Básico Federico Boyd, comenta que lo primero que deben hacer los maestros es un estudio individual de cada pequeño para conocer sus aptitudes y necesidades.
"Una vez se conocen los niños, es más fácil tratar con cada uno de ellos", afirmó.
A los que se portan mal es necesario mantenerlos ocupados, evitando darle tiempo para el ocio, por lo que se ponen las conocidas planas o divertidas dinámicas.
"Es imprescindible que las asignaturas sean motivadoras para la comodidad de los niños", dijo.
Los menores mal portados, además de tener un bajo rendimiento escolar, afectan indirectamente a los que sí muestran interés en los estudios, como también a los maestros, por lo que es en ellos que hay que enfocarse más.
Por su parte, María Marín, maestra de preescolar, cuenta que para los niños pequeños es difícil entender y atender las órdenes, por lo que opta por hacer dibujos que le indiquen al estudiante a obedecer.
Nos confesó que los educadores son los segundos padres, ya que viven en carne propia los problemas de los niños, convirtiéndose en sus confidentes y, si esto no se logra, hay un problema grave.
Para la maestra María, es importante que los padres trabajen en conjunto con los educadores, pues esa será la clave para lograr un mejor rendimiento.