La vocación de un maestro es algo digno de admirar, sobre todo, cuando tienen que viajar a lugares tan distantes de su casa.
Éste es el caso de la maestra Florecia de Ramos, quién tenía que viajar siete horas a caballo para llegar a la comunidad de los Virotales de Las Minas, distrito de Herrera.
Cuando llegó la primera vez en el año 1979, se encontró con un rancho como escuela y justo al lado le construyeron otro rancho como su vivienda.
Luego con los años la trasladaron al Valillo de Pesé, allí no tenía que montar caballo, pero sí tenía que caminar media hora desde donde la dejaba el carro.
Después de todas las dificultades que afrontó, hoy puede ver el fruto de tanto sacrificio.
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