Nos amamos - empezó el joven. Y nos vamos a casar - dijo ella. Y nos queremos tanto que tenemos miedo. Queremos un hechizo que nos asegure que estaremos uno al lado del otro hasta encontrar a Manitú el día de la muerte.

Por favor - repitieron - ¿hay algo que podamos hacer? El viejo los miró y se emocionó de verlos tan jóvenes, tan enamorados, tan anhelantes esperando su palabra, y se las dio: Toro Bravo debía conseguir a las más brava de todas las águilas, y Nube Alta al halcón más hermoso y vigoroso de los montes.

El día establecido llegaron con sus presas. Los novios preguntaron: ¿los mataremos y beberemos el honor de su sangre?

No - dijo el viejo-. Harán lo que les digo: Tomen las aves y átenlas entre sí por las patas, suéltenlas y que vuelen libres.

El guerrero y la joven hicieron lo que se les pedía y soltaron los pájaros. El águila y el halcón intentaron levantar vuelo, pero sólo consiguieron revolcarse en el piso, y terminaron peleando entre sí.

ESTE ES EL CONJURO...
Jamás olviden lo que han visto. Son ustedes como un águila y un halcón. Si quieren que el amor entre ustedes perdure, vuelen juntos, pero jamás atados.