Lucha y espera por mejores días. Luis Vásquez fungía como maestro de obras en 1989. Pero nunca se imaginó que su vida cambiaría en cuestión de segundos. Y es que en esa década, mientras conducía una bicicleta, colisionó contra un taxi. Ese accidente le dejó paralizada su pierna y el brazo izquierdo. Por contrariedades de la vida, hacía dos años que no estaba pagando seguro, razón por la cual no se vio beneficiado.
Desde entonces, surgió la idea de dedicarse a la buhonería en los predios de la Policlínica Manuel María Valdés de San Miguelito, donde se ha ganado el respeto de sus colegas, incluso del personal de la policlínica. Hasta los doctores lo llaman por su apodo "Canilla". Todos lo consideran un buen ejemplo a seguir, pues a pesar de su discapacidad, no se ha dejado vencer.
Un claro ejemplo de eso, es que la casa que le dejaron sus padres no ha quedado igual, pues aplicó sus conocimientos y como un buen maestro de obras, le puso un toque personal a la fachada de la casa que comparte con sus cinco hermanos en el sector 32 de Veranillo.
Vásquez está satisfecho por los logros alcanzados, pero considera que con una oportunidad laboral como ayudante general en una empresa privada, atendiendo un ascensor, aunque depende de una sola mano, le haría su sueño realidad.
OPTIMISTA
Las ganancias de la venta de las buhonerías le sirven para sus necesidades personales y aportar al hogar.
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