Sus artículos son exclusivos. Es lo primero que Octavio Barrios le dice a sus clientes, como una estrategia de venta.
Pero no es para menos, puesto que su mercancía siempre tiene un toque propio de las manos de su esposa.
El señor Octavio, quien tiene un nutrido puesto de artículos religiosos a un costado de la Iglesia en Portobelo, se ha dedicado por años a vender artículos religiosos, especialmente del Cristo Negro de Portobelo.
Aunque es fotógrafo y maestro de dulcería de profesión, ha dedicado los últimos 11 años de su vida a la buhonería, puesto que le deja más dividendos que sus anteriores oficios.
En su puesto nunca faltan las pirámides, cuadros, novenas, velas, el libro con la historia del Nazareno, tanto la versión en español como en inglés, a sólo B/.3.00, que no la tiene nadie en el área.
Sin embargo, su atractivo son las imágenes del Santísimo, de 10 y 12 pulgadas, con réplicas de la vestimenta original del Cristo, hecha de las manos de su esposa Zenaida.
"Son los preferidos por sus clientes de Panamá y Colón y de los turistas de Estados Unidos, para regalos o recuerdos".
Las imágenes son hechas de yeso con cemento y son procedentes de Colombia, en su mayoría, de la cuidad de Santiago, en Veraguas. El toque único se lo imprime Zenaida, quien es costurera de profesión, sólo se demora media hora confeccionándolas a máquina.
Una pieza de estas cuesta entre 100 a 150 dólares, y su precio no asusta a nadie, porque son gustadas.
Otra de las atracciones son las imágenes del Nazareno, acompañado de San Simón, quien lo ayuda a cargar la cruz y viene con el anda iluminado.
VENTAS
Espera con ansias la procesión del encuentro del miércoles, donde las ventas se activan y se asemejan a las de octubre, cuando es el día del Cristo Negro. La misa es otro momento que impulsa su negocio.
A pulso se ha hecho un nombre, y no hay en Portobelo quien no conozca a Octavio, un herrerano que buscó nuevos horizontes en tierras lejanas de su terruño.
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